miércoles, 22 de septiembre de 2010
ROCK the ballEt
Durante estos días, y hasta el diez de octubre, el Teatro Fernán Gómez de Colón vibra con una fuerza descontrolada. Rasta Thomas, un excepcional bailarín de veintinueve años, la compañía de danza The Amazing Boys of Dance y la bailarina Adrienne Cantera, llegan a España con su "Rock the Ballet". Joven, divertido, fresco y sexy, el apodado genio de California ha logrado algo más que un espectáculo de danza, creando una explosión de arte, enegría y pasión.
Rock the Ballet rompe los moldes del ballet clásico, fusionando la elegancia y la técnica impecable de este estilo con las voces e instrumentos del rock y pop de la vieja escuela. Al son de Queen, Michael Jackson y Prince, entre otros, los bailarines toman posesión del escenario y de todo el teatro, mezclando estilos de baile como el break-dance, el claqué o la danza contemporánea, todo ello sobre los fuertes pilares del ballet.
El resultado de todo este brebaje artístico hace que el teatro despierte, enloquezca, salte, grite... es difícil de explicar. Es como si algo naciese delante de las narices del espectador, nuevo, excitante, repleto de vida; y de repente echa a volar por doquier, descolocádolo todo y contagiándonos de su nueva vida.
El espectáculo dura noventa minutos, y está compuesto de dos actos. El primero, aunque comienza fuerte, es algo más leve, con más predominio del ballet, incluso con una pequeña historia de amor entre las canciones. El segundo comienza con una intro electrónica de Clint Mansell, que casi podríamos calificar de minimalista, para luego estallar con una lista de dieciocho canciones de rock (algunas solo fragmentos) sin descanso alguno, todas hiladas de forma muy original.
La guinda del pastel (o mejor dicho las tres guindas) es que el espectáculo concluye con tres finales.
El primero, con Bohemian Rhapsody, de Queen, en el que Thomas nos ofrece un solo de claqué seguido por la incorporación del cuerpo de baile, en una mezcla de acrobacias, gritos y ballet.
El segundo se trata de Bad, de Michael Jackson. Una vez finalizada la coreografía de Bohemian Rhapsody, los bailarines saludan en conjunto y luego por parejas, dando a entender que "fue bonito mientras duró". Sin embargo, cuando los aplausos empiezan a cesar, Thomas grita "¿Una más?", provocando otra vez aplausos y gritos del público mientras comienzan a bailar Bad.
Y el tercer y definitivo final se baila al ritmo de I'm too sexy. En la coreografía de Bad, los bailarines se habían puesto americana (sin camisa debajo) y sombrero. Cuando parece que se van a ir, suena la música de nuevo y se quitan americanas y sombreros, dejando el torso al descubierto y bailando de manera provocativa y burlona, mientras lanzan besos y guiños al público.
Personalmente, creo que nunca había disfrutado tanto en un teatro como público. Las sensaciones durante esos noventa minutos solo puedo compararlas con el subidón de ser yo mismo el que está ahí arriba, delante de las luces y del abismo de butacas.
Recomiendo a todo el mundo que vaya, si puede hacer un hueco entre las 19:30 y las 21:30. Es algo que no se ve todos los días.
Gael Gothicelly.
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